El presidente Andrés López Obrador ha demostrado a lo largo de cuatro meses y medio que está atento a todos los temas, empuja sus prioridades de gobierno, genera condiciones y presiona los resultados, está atento a todos los temas; sin embargo, dicen los viejos que “el que mucho abarca poco aprieta”.
Y no es que esté suelto el gobierno, pero hay un tema que se está saliendo de las manos, por diversos motivos, primero por la falta de una estrategia, segundo, por la inexistencia normativa y tercero, porque es un fenómeno que ni queriendo será fácil detener.
Desde enero se dijo que 2018 es el año más violento, en enero que el mes de diciembre es un mes histórico por el número de muertos, las cifras se han ido superando día a día, el sábado 6 de abril fue el sábado, el día más violento en Guanajuato, pero uno de los días más violentos en el país.
Los actos delictivos no se detienen, la delincuencia organizada cobra cada día más víctimas, aprovechan el cambio de administración y de corporación, la Guardia Nacional existe, pero no tiene leyes secundarias ni reglamentos, los sistemas de coordinación en los tres órdenes de gobierno, nadie sabe si existe, mucho menos si hay alguna relación entre la Policía Federal, la Armada de México y el Ejército Mexicano.
Complicada la situación de Alfonso Durazo, secretario de seguridad y protección ciudadana, la violencia en el país ya está en auge y la seguridad en crisis, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet se fue horrorizada de México al conocer la cantidad de ejecuciones, de muertos sin reconocer, de desaparecidos y violaciones a los derechos humanos.
¡Cuidado! De seguir así las cosas en nuestro país, la comunidad internacional podría comenzar a presionar para que se actúe adecuadamente en México, pues hay que recordar que somos parte de convenciones, acuerdos, convenciones y demás instrumentos internacionales que nos obligan a garantizar condiciones seguras y de respeto a los derechos. No hay excusa que valga.
PROMESAS DE NEGOCIOS
En medio del ambiente de violencia y terror que genera el crimen organizado, se celebró en Acapulco, Guerrero la 44 edición del Tianguis Turístico, en uno de los estados más golpeados por la violencia y en una de las plazas turísticas más importantes del país, que la hace un gran atractivo para los criminales.
A pesar de ello, el secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués se mostró optimista de lo que se alcanzó, como fue la participación de las 32 entidades del país, más de 300 operadores turísticos de primer nivel, provenientes de 45 países del orbe, con quienes se dispusieron para su comercialización 573 suits y se hicieron promesas de ventas por 424 millones de pesos.
Resultados magros, flacos, mediocres insuficientes, el turismo es una de las opciones para el ingreso de divisas, tan solo habría que ver cuánto se gastó en la organización y promoción del Tianguis Turístico, cuánto se gastó en traer a esos operadores internacionales de turismo y cuánto se vendió.
Repite Torruco fracaso como el reciente, que ridiculizó a México, con su débil participación en Alemania, pues los profesionales y líderes turísticos mexicanos desplazados a Berlín con motivo de la mayor feria turística mundial, la ITB, calificaron de “patético” el primer stand que presentaba el país en una gran feria, ahora sin el soporte del clausurado Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).
¿REFORMAS BAJO PRESIÓN?
Desde hace seis años, cuando se logró la anterior reforma laboral, impulsada por el ex secretario de Trabajo panista, Javier Lozano Alarcón y consolidada por su sucesor priista, Alfonso Navarrete Prida, ya se hablaba de la necesidad de democratizar, transparentar y meter al orden a los sindicatos, para que dejen de ser uno de los más pesados lastres de los sectores productivos mexicanos.
Las prebendas, los arreglos clientelares, las negociaciones en lo oscurito entre patrones y líderes sindicales, habían prevalecido por décadas y se negaban a morir, pues la esperanza muere al último, pero ya no hay condiciones para esa clase de arreglos.
Tuvieron que venir de fuera las presiones y fue precisamente de los socios comerciales del norte, Estados Unidos y Canadá quienes advirtieron que no ratificarán el nuevo T-MEC si no se corrige la condición de apapacho gubernamental a los sindicatos.
La modernización del sindicalismo, la actualización del sector laboral, la remoción de las ancestrales y pesadas centrales obreras no tienen cabida en las condiciones actuales de la economía global. Desde hace por lo menos seis años debieron haberse consolidado los cambios a la normatividad.
Hoy, el presidente López Obrador, quien desde la oposición aseguró que nunca se arrodillaría frente al imperialismo de Estados Unidos, hoy urge, desde su administración, al Congreso de la Unión, para cumplir con las condiciones que imponen los socios del norte para la ratificación del T-MEC.
No es lo mismo ser oposición que gobernar. Lo bueno es que se aprende rápido.
Sigamos por la línea.