Desde hace varias semanas la sombra de la división interna merodea por Insurgentes Norte, la pugna por la dirigencia nacional confronta silenciosamente a los grupos internos de poder, lo que, de no atenderse debidamente podría llevar a una fractura irreparable en la vida institucional del tricolor.
Hasta hoy, a pesar de que el Consejo Político Nacional autorizó al Comité Ejecutivo Nacional a emitir la respectiva convocatoria para la elección interna, sin la participación del Instituto Nacional Electoral, el llamado no se ha emitido, porque no sería conveniente encimar el proceso interno en los procesos constitucionales que están en curso en seis estados del país.
Los estatutos señalan que no debe haber una elección de dirigentes durante los procesos electorales constitucionales y, además, la presidenta del PRI, Claudia Ruiz Massieu anunció en la última sesión del Consejo Político, que se dedicaría en cuerpo y alma a los procesos electorales y por ello, se separó temporalmente de su actividad legislativa.
Lo más importante no es el resultado electoral del 2 de junio, sino lo que sucederá en la elección interna y para ello, se requiere de un mecanismo electoral novedoso, democrático y que amarre a todos los aspirantes.
Tradicionalmente las convocatorias llaman al registro de fórmulas de presidente y secretario general propuesto, si en este caso, se llamara al registro individual de los aspirantes a la presidencia del partido, podría optarse por una nueva forma de integración de la dirigencia.
Lo importante es que haya tres o más aspirantes a quienes se les abra la puerta del registro, pues si existieran solamente dos, se correría el alto riesgo de que igualmente en dos se partiera la unidad del partido y no habría forma de repararlo ni de amarrar la unidad.
Por ello, con un registro individual de más de dos aspirantes, podría optarse porque en las bases de la convocatoria se exija un compromiso por escrito de que nadie de ellos habrá de buscar una posición de elección popular o la candidatura presidencial de 2024 y que se haga público.
Esto significaría también, que su interés es estrictamente partidista, para impulsar la verdadera reforma interna del partido, que le permita remontar la circunstancia de derrota que arrastra desde el año pasado y que no ha podido superar.
De existir ese compromiso, entonces, al no haber registros de fórmula de presidente y secretario general, como aspirantes, las bases de la convocatoria debieran señalar cómo se asignarán las posiciones una vez que se den a conocer los resultados de la elección interna:
Que quien obtenga más votos, asuma la presidencia del CEN del PRI, quien obtenga el segundo lugar de sufragios, asuma la Secretaría General, el tercer lugar en apoyos de la militancia, se le asigne la Secretaría de Organización y en caso de que haya un cuarto candidato, a ese se le asignaría la Secretaría Técnica del Consejo Político Nacional.
Con esta fórmula, se estaría dando paso a una verdadera elección interna de unidad, en donde a todos los participantes se le brinde la oportunidad de participar en la dirigencia nacional, lo que, a su vez, obligaría a todos a dar lo mejor de sus capacidades y de la aportación de su capital político para el fortalecimiento de la institución.
Se acercan los tiempos y las decisiones se deben tomar, la estrategia de estas elecciones será determinante para mantener la unidad, en tanto que la transparencia del proceso, no deberá dejar duda de la decisión que tomarán los militantes.
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