Los fundadores y directivos de las ONGs se van por la libre; carecen de una coherente administración; caen en irregularidades; trampean a hacienda y rehúyen a las auditorías, revelan analistas, especialistas y organizaciones en supervisión y administración en ONGS; precisan que todo está en la integración del patronato, para que funcione correctamente el órgano directivo tiene que estar formado por un mínimo de cinco miembros, pero que por sus perfiles religiosos e ideológicos proceden en desorden administrativo y manejo de los recursos; como si fueran propios; además no se reúnen al menos una vez al año; y sobre todo que no cobren por ello y se renueven periódicamente; pero hacen lo contrario; por eso luego los incumplimientos son numerosos, especialmente la poca predisposición de algunos directivos a reunirse y ser transparentes; la opacidad del destino de los recursos; del dinero; como lo señalan analistas que sus fines “no están directamente relacionados con la misión estatutaria ” y la legalidad por lo que incumple el objetivo de “claridad en el bien social” y necesario.
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Las cuentas son confusas “una de las excusas más utilizadas es que no existe un control real sobre el gasto”; donde sobre esta premisa, es donde los auditores exigen total transparencia en la contabilidad; donde se dan con las irregularidades en la presentación o seguimiento de los proyectos o acciones sociales; son numerosas, así como las declaraciones incorrectas a Hacienda. Afloran hasta medio centenar de problemas a la hora de detallar sus fuentes de financiación y las cantidades aportadas, incumplir “la planificación de las actividades con objetivos cuantificables y hacerlos públicos” o “presentar una estructura financiera con excesivos desequilibrios”.
Así como también ONGs que carecen de planes de actuación y gasto debidamente documentados; aportan papeles “sin fechas ni cronograma” o justificantes y lo más delicado aprobados por el patronato; donde no especifican, en años consecutivos, a qué destinan el financiamiento.
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Las ONGs que más presupuesto manejan no recurren ni se dejan ser auditadas y ni rinden cuentas a sus donantes de sus aportaciones; no hay transparencia ; crece la desconfianza y en consecuencia carecen de buenas y claras cuentas ; evadiendo toda legalidad y fiscal; no cuentan con una buena gestión y contabilidad transparente y consecuentemente recurren a la publicidad engañosa, no documentan todos sus actos, no realizan seguimiento de sus inversiones y dinero a mano a “legiones de voluntarios”; para sus actividades y acciones populistas.
Todas las irregularidades recaen en el gobierno, administración y representación; es decir corresponden al Patronato, al que se atribuyen para ello las más amplias facultades. Ejercen sus funciones a través de la Junta del Patronato, el Comité Ejecutivo, las Comisiones y el Director, nombrados con sujeción a lo dispuesto en sus estatutos. La Junta del Patronato nombra también un Patronato de Honor, compuesto por relevantes personalidades nacionales y extranjeras; toda esta estructura es como una red de los fundadores para “parecer ser”; que ni delegan ni dejan hacer; son quienes tienen el mando y hacen y deshacen con los recursos de las ONG; según sus necesidades y satisfactores. Lo viable es que los cargos en la Junta del Patronato, en el Comité Ejecutivo y en las Comisiones «ad¬ hoc», son de confianza y absolutamente gratuitos; que en la realidad los financiamientos al ser opacos sus destinos; no son de creer su gratuidad.
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En consecuencia, por voluntad expresa de los fundadores, imponen a los órganos de gobierno, la adopción o ejecución de sus resoluciones o acuerdos de todo género, la observancia de otros requisitos que los expresamente dispuestos de sus estatutos establecidos por las Leyes; según conviene a sus intereses.
El capital fundacional es el aportado por los fundadores y lo amplían con los bienes, muebles o inmuebles, que en lo sucesivo adquiera la ONG por cualquiera de los modos admitidos y acordados con el Patronato presuntamente destinados a incrementar el capital fundacional.
Los bienes que en lo sucesivo se adquieran, previa aceptación por el Patronato, la consideración de frutos o rentas y se destinarán a incrementar los que anualmente se aplican a las atenciones y fines de la Fundación y sus fundadores.
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Razones por las cuales las ONG no llevan una contabilidad ordenada y adecuada a su actividad, que permita el seguimiento cronológico de las operaciones realizadas.
Opacan las cuentas anuales, que comprenden el balance de situación, la cuenta de resultados y la memoria, que deben ser redactadas con claridad y mostrar la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la ONG.
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La memoria, además de completar, ampliar y comentar la información contenida en el balance y en la cuenta de resultados, incluirá las actividades fundacionales, los cambios en sus órganos de gobierno, dirección y representación, así como el grado de cumplimiento del plan de actuación , indicando los recursos empleados, su procedencia y el número de beneficiarios en cada una de las distintas actuaciones realizadas, los convenios que, en su caso, se hayan llevado a cabo con otras entidades para estos fines, y el grado de cumplimiento de las reglas establecidas. Igualmente se incorporará a la memoria un inventario de los elementos patrimoniales.
Por eso deben también someterse a auditorías externas, remitiéndose al Protectorado el informe de la misma junto con las cuentas anuales. Igualmente, el Patronato elaborará y remitirá al Protectorado en los últimos tres meses de cada ejercicio, un plan de actuación, en el que queden reflejados los objetivos y las actividades que se prevea desarrollar durante el ejercicio siguiente. Pero como se ha contactado; no lo hacen porque experiencias de auditorías que se han realizado en ONGs; detecta anomalías en la contabilidad y gestión; revela irregularidades en la presentación y el seguimiento de los proyectos; anomalías en las cuentas, o no efectúan seguimientos de los proyectos ni ayuda, en ocasiones, a aquellos para quienes solicitó el dinero. Otras tienen juntas directivas irregulares y trampean con Hacienda.
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Las ONG actualmente están bajo sospechas de corrupción, se han sometido hace pocos al análisis de abogados, economistas y contadores; con ONGs auditadas en sus presupuestos, financiamientos y revelaron lo inexplicable, detectando irregularidades e inconsistencias y pifias.
Esto conlleva hasta los códigos éticos vigentes modelos de las ONG,s para elaborar los principios de transparencia y buenas prácticas que exige a sus fundadores ser también auditados. Abarcan desde la racionalidad exigible a los órganos directivos hasta el origen y la justificación de las donaciones, pasando por el seguimiento de los proyectos y la claridad en la publicidad para captar socios y posicionamientos.
La transparencia y rendición de cuentas es un principio fundamental, el alfa y el omega, a la hora de gestionar. No sólo porque las organizaciones deben cumplir con la ley, justificando ingresos y gastos a través de una auditoría como hace cualquier empresa, sino porque es un deber explicar con detalle el destino de los fondos, cómo, dónde y qué se hace con ellos. Es la mejor manera de vencer la desconfianza y opacidad que generan las ONGs. Sea por desconocimiento, por miedo al engaño o la corrupción y por el viejo mito de “el dinero no llega”… el dinero no da; el dinero es para ayudar a ayudar y para combate a la pobreza; sin justificación y soportes algunos.
Y lo cierto es que las organizaciones sociales deben esforzarse mucho para que esta percepción cambie; para mejorar todos los aspectos relacionados con la transparencia, deben cumplir con la ley; “Lo primero es lo primero”, ir más allá de lo legal con agentes externos a aquellas instituciones ante las que están obligadas a rendir cuentas y con transparencia.
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Las ONGs deben informar, informar, informar; es una demanda de rendición; que encuentren lo que buscan, facilitar y hacer accesible al máximo esta información, habilitando cuantos canales sean necesarios y sus memorias sean la reina de la transparencia; todas las ONGs deben tener cada año el más visible ejercicio de rendición de cuentas y transparencia: la publicación de memorias institucionales. Explicando a detalle qué dinero han recibido y ejercido; de qué fuentes, así como dónde y cómo lo hemos invertido.
A la hora de evaluar la buena o mala transparencia de una ONG es una cultura de evaluación constante: evaluaciones internas y externas con carácter trimestral y anual, respectivamente, lo que permite poder analizar y medir el progreso alcanzado, así como rendir cuentas con rigor y por ley.
Buscando siempre la mayor eficacia y eficiencia en el uso de los recursos, haciendo uso de buenas prácticas para mejorar de forma continua. Rendir cuentas a socios locales, internacionales y a las personas que se ayuda; no sólo hay que rendir cuentas y crear una relación de confianza con los colaboradores; instituciones sino con las personas que ejecutan y reciben los fondos.
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En definitiva, la transparencia y la rendición de cuentas en las ONG es tan necesaria como el respirar, pero el modo en que lleves a la práctica ambos conceptos dice mucho de tu trabajo y de su organización y sobre todo de que los fundadores que tienen también intereses; sean o no sean altruistas; dejen que se cumpla con la transparencia y demuestren que no hay corrupción en las ONGs; que cuando se les pide rendición de cuentas; se victimizan.