Por Martín de J. Takagui
Es claro que la actual crisis de salud y lo que se viene, igual que en materia económica para México, es y será el principal desafío del actual gobierno de México, evitar que ambos temas acaben con el bienestar, o lo que existía hasta ahora de bienestar, debe ser el principal reto del gobierno del presidente Andrés López Obrador.
Nadie lo hubiera pensado, aquel que lucho por la primera magistratura del país, quien prometió bienestar, progreso y una gran transformación de la vida pública de México enfrenta la crisis más profunda del último siglo y sus formas no han convencido ni al interior ni afuera del territorio nacional.
Desde el principio de la actual administración habíamos comentado los riesgos que ya se avizoraban con las medidas económicas y las decisiones controvertidas que llevaron a voltear los ojos del mundo hacia México, desde que se anunció la cancelación del proyecto del aeropuerto en Texcoco.
Si bien se trató de decisiones que podrían haberse sorteado de una o de otra forma, los mexicanos y nadie en el mundo imaginaron lo que significaría una pandemia, una crisis agravada por la paralización casi total del mundo y de México.
En todo caso, siempre se había dicho que México es mucho más grande que sus problemas, que sus malos gobiernos y que su gente, pero hoy parece que todo eso se ha quedado muy pequeño frente a la magnitud de lo que estamos viviendo.
En 1995, cuando el país enfrentó las consecuencias del llamado “error de diciembre”, al ex presidente Ernesto Zedillo se le vio como un mandatario sin liderazgo, aquella crisis interna que originó la falta de liquidez para seguir funcionando se observaba como una debacle, tuvo sus costos, fue necesario tomar decisiones impopulares, al grado de que el Impuesto al Valor Agregado se incrementó de 10 a 16 por ciento.
Las cosas se veían cuesta arriba, la inflación se salió de control y el tipo de cambio también se vio afectado, muchos perdieron sus bienes por no tener la capacidad de pagar un carro, una casa, un menaje de casa, pero al final salimos, y el liderazgo de Zedillo Ponce de León se recuperó, se fortaleció, se consolidó.
Al grado de que en 1995 fue la última vez que el país tuvo crecimiento negativo, pero para el año 2000, las finanzas del país estaban sanas y con un crecimiento positivo de siete por ciento, lo cual fue el resultado de un presidente que supo rodearse de especialistas, que supo tomar decisiones, incluso de ponerse frente al entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton, quien accedió a hacer un superpréstamo de emergencia tomando en prenda la producción petrolera de México, cuando todavía se producía.
Hoy las alertas se ven muy luminosas, desde hace varias semanas, desde que se declaró la pandemia, por parte de la Organización Mundial de la Salud, incluso desde la debacle del precio de petróleo, a consecuencia de un desacuerdo entre los árabes y los rusos, se vieron comprometidas las finanzas del país.
Las consecuencias de las decisiones equivocadas, ya están a la vista, nada menos, después de diversas advertencias, este martes se volvió a reducir el grado de inversión por la deuda soberana de Pemex, el petróleo está a una tercera parte del precio presupuestado y el dólar sigue rondando los 25 pesos.
El presidente de México sigue montado en su macho, con sus mega proyectos Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía. ¿NO se ha dado cuenta de que no hay dinero? Y que no lo habrá por el resto del presente año.
Sin embargo, se mantiene asegurando que será una crisis pasajera y quiere hacer creer, a los mexicanos y al mundo, que a su gobierno le alcanzará el dinero, también para financiar sus programas sociales que recientemente se elevaron a rango constitucional, para obligarse aún más a pagar.
Algo que ahora abre un frente más para el gobierno es el anuncio presidencial de que insistirá en que el proceso de revocación de mandato se realice a la par de las elecciones federales de 2021, diciendo que nada le cuesta a México que haya una boleta más para que los mexicanos decidamos si queremos que siga en el poder o no.
Decían las abuelas “piensa mal y acertarás”.
¿No será que ahora, viendo la realidad, viendo que su gobierno no tendrá una salida digna, quiere que se adelante el referéndum, para que el “pueblo sabio” le diga que se vaya y dejar al país a la deriva?
Las cosas no están fáciles para el país y menos aún para el gobierno de López Obrador, a dónde va a llevar a México, esperemos que esos malos pensamientos nunca se hagan realidad.
Si algo queremos los mexicanos, es que a este gobierno y a ningún otro le vaya mal, pero pareciera que ya estamos en un camino sin retorno, el periódico financiero más influyente del mundo, el Financial Times advierte que habrá una catástrofe en México, a consecuencia de las torpes medidas contra el Covid-19”.
El tiempo y los propios actos del gobierno, como sus decisiones, habrán de ser elementos que juzgarán a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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