Orgulloso y convencido de que iniciaba una nueva etapa para México, para la democracia mexicana y para los ciudadanos de este país, ávidos de un gobierno honesto, que sirviera a la gente, le colocó la banda presidencial al morenista Andrés Manuel López Obrador en la máxima tribuna de la nación, el 1 de diciembre de 2018.
Han transcurrido exactamente 17 meses de ese hecho histórico; hoy ese hombre que es protagonista de una de las carreras políticas de mayor trayectoria e importancia en nuestro país ha tomado “su sana distancia”.
Lejos de mantener su apoyo, ha dejado claro que ese respaldo personal y sus convicciones no son merecedoras del titular de un gobierno que ha decepcionado a muchos y confirmado, para otros, las desastrosas expectativas que tenían sobre su actuar como jefe del Poder Ejecutivo Federal.
El distanciamiento de Porfirio Muñoz Ledo con respecto al gobierno de López Obrador no ha sido a partir de fechas recientes, apenas había transcurrido poco más de medio año de la actual administración, cuando, como presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados comenzó a expresar su desacuerdo con las acciones de gobierno.
Luego de que Donald Trump, presidente de Estados Unidos anunció, en julio del año pasado que impondría aranceles a las importaciones de productos mexicanos en su país, si no se frenaba el tránsito de migrantes por territorio mexicano hacia Estados Unidos, el gobierno de México desplegó 21 mil efectivos de la Guardia Nacional para contener las oleadas de migrantes centroamericanos, en su mayoría que entraban desde la frontera sur hacia Estados Unidos.
Entonces, Muñoz Ledo advirtió públicamente que “el objetivo de la Guardia Nacional no es el detener a los migrantes” y fustigó la decisión que se tomó por imposición del presidente americano.
Semanas y meses después se hizo evidente la reacción de la Presidencia de la República, pues se le impidió que a partir de septiembre, cuando iniciaba el segundo año de la legislatura, el guanajuatense siguiera al frente de los trabajos legislativos en San Lázaro.
Pero antes, durante una sesión de la Comisión Permanente en el Senado de la República, anunció que haría un posicionamiento desde la tribuna legislativa en torno a las acciones de la Guardia Nacional en torno a los migrantes y se le negó la palabra, por parte de los mismos legisladores de su bancada de Morena.
Muñoz Ledo es un viejo lobo de mar en la política, cuyo colmillo es más grande y filoso que el de un mamut y supo esperar, aunque no lo acallaron las limitaciones de sus compañeros legisladores, pues entonces aseguró que se estaban violando los acuerdos internacionales de los que México es parte en materia de migración y por lo tanto México violaba el derecho internacional.
Entonces parecía que la llamada cuarta transformación había hecho a un lado a ese gran político, pero se equivocaron los legisladores y funcionarios cercanos al presidente en turno, lo que no tomaron en cuenta es que Muñoz Ledo no necesita de una tribuna, tampoco de un grupo de reporteros que asista a una conferencia de prensa, con solamente 280 caracteres, en un solo mensaje de twitter es capaz de acaparar la atención de los medios y llegar a las primeras planas de los periódicos nacionales.
En la época del coronavirus, en esta etapa del confinamiento, el presidente López Obrador ha tomado decisiones, ha publicado acuerdos y ha enviado, al menos una iniciativa de ley.
Entre todo ello, el jefe del Ejecutivo anunció un acuerdo por medio del cual se anuncia la renuncia “voluntaria” de los servidores públicos de alto rango, al pago de sus aguinaldos, a la reducción del 25 por ciento de sus salarios y a muchas otras formas de ahorro para el gobierno.
Esa fue otra de las tropelías presidenciales que al viejo político no le parecieron dentro de la ley y apenas este miércoles emitió una serie de tuits diciendo que “He recibido muchas llamadas de funcionarios y empleados del gobierno preguntando si es obligatorio renunciar a un 25% de su salario y al aguinaldo. Quienes lo solicitan son ignorantes y abusivos. (1/2)”.
En la segunda parte de sus mensajes señala que “La Secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde me ha reiterado que NADIE está obligado a hacerlo. Esa solicitud es ilegal y debe ser denunciada ante la autoridad. Los invito a unir el poder ciudadano contra autoridades corruptas. (2/2)”.
Sin duda un mensaje muy claro, un mensaje muy fuerte, para un político, y no por las palabras, sino por la acusación, esa que es directa para quien ha tomado esas decisiones, quien las ha anunciado que es el presidente Andrés López Obrador.
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